Lo Mejor del 2016


Sé que todos los años digo lo mismo, pero es que cada año es verdad: los videojuegos están viviendo una etapa interesantísima. Cada semana se inventa un género nuevo y más veces de las que somos capaces de recordar, lo que ya creíamos conocer nos adelanta por la derecha y nos hace repensarlo todo de nuevo. Es un momento bonito, lleno de estímulos; tanto que da la sensación de que los propios videojuegos están caminando mucho más rápido de lo que los críticos y jugadores podemos procesar, pero, por favor, que nadie le ponga freno a la creatividad. Si crees que soy demasiado optimista, te aviso de que vengo cargado de argumentos. Diez, en concreto. He hecho un pequeño repaso personal por los diez títulos que más he disfrutado en 2016. No es un listado exhaustivo porque, a mi pesar, no he podido jugar a todo lo que hubiese querido. Por tanto, esta lista la he confeccionado sin haberle podido poner el ojo encima a The Last Guardian, Ladykiller In a Bind, Overland o Hyper Light Drifter, títulos que probablemente me entusiasmen, pero que no descubriré hasta 2017. No obstante, como me gusta más un listado de final de año que a un tonto un lápiz, no quería dejar pasar diciembre sin echar una mirada atrás y celebrar contigo los videojuegos que más me han asombrado durante los últimos doce meses. Sin más, dentro lista.

#10 Furi
Debo reconocer que, tal vez, de no ser porque se ofreció como regalo en el PlayStation Plus de verano, igual no me hubiese acercado nunca a él. Ahora que me fijo, es el videojuego más “videojuego” (si se me permite) de toda esta lista; casi una actualización de los valores mecánicos y estéticos de la máquina arcade. Es decir: más cerca de Punch-Out!! o Gradius que de cualquier hack ‘n slash avant garde en el que puedas pensar ahora mismo. Se nota el cariño con el que está hecho en cómo todos sus engranajes giran con precisión de relojero. No me extrañó leer a posteriori que se trata de un proyecto personalísimo de Emeric Thoa, la plasmación de su videojuego soñado. Tampoco voy a ocultar que su aspecto de Metal Hurland on acid y su trotona banda sonora me enamoraron por completo.

#09 Uncharted 4 - A Thief's End
En la Mansión Algaba los juegos de Naughty Dog se viven como un pequeño acontecimiento. Mi pareja y yo reservamos el primer fin de semana tras su lanzamiento para poder jugarlos juntos. Es posible que a los Uncharted les tenga especial cariño por relacionarlos con una costumbre bonita, pero también porque creo que son una compilación de todas las cosas maravillosas que pueden alcanzar las superproducciones. De hecho, esta cuarta entrega me parece que es, incluso, un poco más que eso, logrando colar soluciones narrativas de los indies dentro de la lógica del videojuego mainstream. Left Behind ya dejaba ver que Druckman y Stranley habían pasado más horas jugando a Gone Home que tú y yo juntos, pero pensé que esa experimentación nunca saldría del territorio del contenido extra descargable. Me da una alegría enorme haberme equivocado. (NOTA: ¿soy el único que piensa que cada nuevo juego de Uncharted es mejor que el anterior?).

#08 The Banner Saga 2
He tardado en jugar a éste. Teniendo en cuenta cuánto me gustó la primera parte, no tiene sentido haber esperado hasta hace sólo una semana para probar la secuela. Era una apuesta segura. Sobra decir que me ha entusiasmado. Es cierto que no trae nada fundamentalmente nuevo, pero define un poco más una mitología que la primera parte sólo abocetaba y se estructura de manera ligeramente distinta: dividiendo la caravana en dos grupos, haciendo que haya dos historias corriendo en paralelo. Tanto los tonos como los protagonistas dispares de cada una de las dos ramas animan a encarar el juego de manera diferente, lo que ayuda a que esta secuela posea una gama de matices más amplia. No obstante, The Banner Saga 2 sigue brillando por las heriditas que la microgestión de la caravana van dejando en nuestro ánimo. La escala es épica (aún más en esta segunda entrega), pero el juego se construye desde lo minúsculo, casi desde lo íntimo, y desde ahí se eleva hasta el cielo. Me va a doler tener que esperar hasta 2018 para The Banner Saga 3.

#07 Dark Souls III
Los dos primeros juegos de la serie significan mucho para mí (incluso la muy destartalada y melancólica segunda entrega) y este no ha sido menos. A estas alturas le debería costar mucho sorprendernos, pero Miyazaki es un poeta con una capacidad aparentemente infinita para la maravilla. La idea de plantearlo como una secuela directa de la primera parte (dejando Dark Souls II todavía más aislado en una categoría de rara avis) es todo un acierto, quizás la única manera de hacer que los perros viejos de la serie nos asombráramos a cada nuevo paso. Tiene también un aire de fin de fiesta, de cierre, que hizo que al terminarlo me quedara al borde de la lágrima. No me importaría nada jugar a una nueva entrega que From Software se sacase de la manga, pero me gusta pensar en el combate en el Horno de la Primera Llama como lo último que conozcamos de la serie, el final de un viaje tan triste como dolorosamente hermoso.

#06 Event[0]
Me parece imperdonable haber hablado tan poco de este juego. Se trata de un relato de ciencia ficción a sólo dos milímetros de poder ser englobado en el género de los simuladores de paseos. Aunque su dirección de arte, ambientación y uso de gráficos fotorealistas ayudan a entrar en la ficción, lo cierto es que el gran acierto de Event[0] es Kaizen, la inteligencia artificial de una yate espacial abandonado con la podemos conversar utilizando el teclado, picando una a una las palabras. Es una tecnología que ya habíamos visto en, por ejemplo, la ayuda online de la página de IKEA, pero que dentro del contexto de un videojuego guionizado ofrece resultados asombrosos. El grado de naturalidad que pueden alcanzar algunas conversaciones con la IA es mayor de la que pueden presumir algunos seres humanos con los que he hablado este 2016. Dura tan sólo una hora y es perfecto. Ojalá más juegos como Event[0].

#05 Quadrilateral Cowboy
Este ha sido el año de las interfaces simuladas ¿verdad? Piensa en Superhot, Sara Is Missing, Pony Island, Event[0], Watchdogs 2,… O tal vez sea la continuación de una tendencia que ya nos dio buenas alegrías el año pasado (Cibele, Her Story, Emily Is Away). Sea como sea, de entre todos estos juegos, creo que el mejor es el de Brendon Chung. Las mecánicas de hackeo y las dinámicas que derivan de ellas son muy brillantes y todavía hace magia con el montaje cinematográfico aplicado a lo interactivo. No es tan fino como Thirty Flight of Loving (¿qué juego es tan fino como ese?), pero con tres juegos a sus espaldas, Chung puede presumir de tener una de las ludografías más redondas de los últimos años.

#04 Oxenfree
Como fan declarado de las ficciones que utilizan lo fantástico para hablar de las ansiedades de hacerse mayor, declaro a Oxenfree (junto con la película Raw) el gran éxito de este 2016. Un grupo de estudiantes en el último año de instituto durante su última noche antes de que todo-cambie-para-siempre es el marco de un videojuego cuyo corazón late a la frecuencia exacta que latía el tuyo a los 17 años. Se mueve con naturalidad e inteligente en un terreno donde casi todos los vídeojuegos fallan, que es el de las conversaciones interactivas, y poco a poco va dando forma a una fábula maravillosa sobre la comunicación y la empatía. Tal vez, el único juego que puedes “ganar” hablando y poniéndote en la piel de final boss. Por otro lado, nunca vi un juego justificar mejor su Game+.

#03 Islands- Non-Places
Descubrí este juego en una tarde tonta curioseando en itch.io. Estoy casi convencido de que Carl Burton, su autor, no lo ha hecho a propósito, pero con Islands ha conseguido la mejor traducción posible al idioma videojuego de las greguerías de Gómez de la Serna. Siete poemitas interactivos que consiguen arrancar belleza de algunos de los lugares más anodinos de nuestro día a día. Paradas de autobús, máquinas expendedoras de chucherías o cintas transportadoras de los aeropuertos se vuelven aquí espacios fantasmales donde lo absurdo, lo mágico y lo cómico conviven sin fricciones. Su uso expresivo de los efectos sonoros es también para estudiarlo.

#02 No Man's Sky
Si quisiera podría pasarme la tarde hablando de las galaxias (pun) de problemas y decisiones de diseño cuestionables que presenta No Man’s Sky, pero es que no quiero. ¿Por qué hablar feo de un juego tan hermoso? Es, indiscutiblemente, el videojuego más lindo de 2016. Al principio lo odié; tarde unas cuantas horas en entenderlo, pero a partir de que sintonicé con su estado de ánimo ya no hubo vuelta atrás. Antes Red Dead Redemption o Skyrim ostentaban el título de mejores representaciones de la naturaleza en un videojuego, pero No Man’s Sky los ha hecho envejecer diez años de golpe. ¿Has estado alguna vez solo en el bosque? ¿O en el desierto? ¿Has subido a la montaña para ver las estrellas en el cielo? ¿Conoces los sonidos que hace el viento en los glaciares? ¿Te has estremecido cuando has visitado paisajes por los que pareciera que nunca hubiese paseado un ser humano? Sean Murray ha encapsulado en un blu-ray una emoción muy concreta vinculada a nuestro papel en el gran esquema de las cosas y, guau, pienso que tiene más mérito de lo que se le está reconociendo. El contador de horas de mi partida sigue subiendo y yo no puedo parar de emocionarme en cada nuevo planeta.

#01 The Witness
Tengo la impresión de que The Witness no solo le saca varias cabezas de ventaja a cualquier otro videojuego de este año, sino que, además, vamos a tardar mucho tiempo en ver algo a su altura. No soy fan de Braid, un juego que me resulta más fácil admirar que amar, por lo que no esperaba con especial interés lo nuevo de Jonathan Blow. No obstante, todo mi mes de febrero lo dediqué de forma tozuda a trazar líneas en los paneles de una isla desierta. Entré a la propuesta de The Witness como un tiro me obsesioné por resolver todos y cada uno de los puzzles propuestos (NOTA: estoy seguro de que a Blow le horrorizaría que mi único trofeo de platino lo haya sacado precisamente en este juego). A pesar de ser un título más cerebral que emocional, lo cierto es que en más de una ocasión terminé con un pequeño nudo en la garganta. Ahora sé que los juego que hablan sobre el poder transformador del aprendizaje y sobre el conocimiento como una herramienta para cambiar nuestra percepción de la realidad (y con ello la realidad misma) me tocan la fibra más sensible. Gracias por apuntármelo, Joanathan. Es un juego que me abruma y del que no quiero hablar mucho más porque si en esta lista existe un título que merece la pena experimentar llegando a él lo más virgen posible, sin duda es The Witness.

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