Calles de Fuego #3 - The Ninja Kids


A pesar de no ser uno de los estudios con más tradición en el género, Taito cuenta en su currículum arcade con un pequeño puñado de esos beat’em-up yo-contra-el-barrio que tanto gustan en este blog. No obstante, si nunca escuchaste hablar de Growl, Arabian Magic o Dungeon Magic no es por su naturaleza de joya oculta, sino porque, en realidad, nunca fueron grandes juegos. Como tampoco lo fue The Ninja Kids.

Sin el refinamiento de los títulos de las compañías rivales, los brawler de Taito optaron por una aproximación al género basada en subir los niveles de insania hasta niveles irresponsables. Hicieron del descaro a la hora de explotar los éxitos pop del momento un rasgo propio dentro de un género, recordemos, fuertemente caracterizado por el descaro a la hora de explotar los éxitos pop del momento. Mientras que para el diseño del juego ponían un ojo en Konami (el humor cartoon o la manera de utilizar códigos de colores para representar el poder y la energía de los enemigos viene directo de las Tortugas Ninja), el resto de ideas utilizadas para dibujar personajes, escenarios y situaciones, parecen haber sido sacadas durante una visita rápida al videoclub, lanzando varios VHS al aire para saquear la imaginería de aquellos que les cayeron en lo alto de la cabeza: cultistas invocadores de Satanás, hombres lobo, gangsters de los años ‘30, zombies, terroristas árabes, shurikens… todo el retablo de iconos pop de la década de los ochenta embutidos en un mismo juego, igualados por unos gráficos que hermanaban los mundos estéticos de Jim Henson y Rick Baker.

The Ninja Kids no carece de virtudes para el aficionado. Introduce en el género power ups interesantes (detener el tiempo para dar buena cuenta de las hordas de enemigos es, definitivamente, uno de ellos) y, por momentos, es innegable que sabe captar nuestra atención. El acelerón que supone todo el tercer nivel, un respawn constante de enemigos que caen tras sólo uno o dos golpes, supone una subida de intensidad en el gameplay que se echa en falta en el resto de partida, mientras que el cuarto nivel en el zeppelin maneja con gracia el ritmo de juego y hace un uso inteligente de los espacios. Pero estos placeres se antojan escasos para un beat’em-up demasiado uniforme, que está pidiendo a gritos más textura y relieve. Los escenarios son meros decorados sin apenas interactividad; los enemigos no irrumpen en la pantalla desde lugares sorprendentes, sino que surgen caminando por los laterales; y, ay, no es capaz de generar un ritmo atractivo en los ataques sencillos (creo que, en realidad, ni lo intenta). Si algo aprendimos de Final Fight, Streets of Rage o Turtles In Time fue que el combo sencillo, el que vas a utilizar mil veces a lo largo de la partida, se compone de tres golpes débiles más uno fuerte final, como un lacito que cierre el combo de manera satisfactoria. El ciclo de hostias de The Ninja Kids, sin embargo, se compone de dos única animaciones repetidas ad infinitum y, lo que es peor, sin ningún movimiento finalizador que otorgue cierta cadencia en los movimientos y rompa con una monotonía que acaba devorando la experiencia de juego.

Al final, a pesar de algunas momentos atractivos, es imposible no notar la desgana con la que ha sido cocinado este arcade de Taito. Ni siquiera aprovecha ciertas características del diseño de los personajes que parecían obvias, como jugar con esa idea, presentada muy al comienzo de la partida, de que los ninjas que controlamos son, en realidad, marionetas. Ni una sóla mecánica jugable, ni un sólo recurso visual ingenioso nace de este rasgo de diseño, hablando bien a las claras, del detalle y cariño puesto en un juego demasiado anémico.


THE NINJA KIDS
Año: 1990
Desarrollado por: Taito
Jugado en: PlayStation 2
Origen: Japón
Género: Beat'em-Up

0 comentarios: